11 septiembre, 2006

Descripción e historia del Santuario de Boínas

Entre las personas que han destacado en el estudio de nuestra comarca cabe situar en un lugar señero a Julia Miranda Pérez-Seoane, cuyos trabajos son de un rigor, una minuciosidad y una seriedad proverbial. Aún a riesgo de redundar en el contenido de la anterior entrada de El Blog de Robles de la Valcueva, por su gran interés reproducimos el texto del estudio que sobre la Ermita de Boínas realizaron Julia Miranda Pérez-Seoane y José Manuel González García en el artículo titulado Arte románico en el municipio de Matallana publicado en 1994 en la revista Tierras de León. Quien tenga interés por el artículo íntegro con ilustraciones y bibliografía en papel lo puede solicitar a la biblioteca del Instituto Leonés de Cultura.



ERMITA DE SANTA MARÍA de BOÍNAS (ROBLES DE LA VALCUEVA)

HISTORIA

Boínas es el nombre actual de un poblado medieval desaparecido, de nombre Godinas, que se localizaba en las inmediaciones del santuario de Santa María de Boínas próximo a Robles de la Valcueva del que depende administrativamente. En el siglo XII estaba poblado, pues Rodrigo Petrien dona, en 1161, a los hijos y yernos de Rogo Pelaiz las heredades que tenia in Pardaue et in Godinas y aunque no figure en el documento, es indudable que la ermita de Santa María de Boínas era entonces la iglesia del lugar.

La primera noticia sobre la ermita la encontramos a finales del siglo XV, cuando Godinas estaría ya despoblado. En 1494, en un apeo de las propiedades que el cabildo de la Catedral de León tenía en Robles, Palazuelo y La Valcueva, se incluye una tierra que dicen Castrolacierto que a por linderos de la una parte el Rio Caodal, de la otra parte tierra de Santa Maria de Goinas e de la otra parte tierra de los fixos de Gonzalo Martinez e de la otra parte tierra de dicho arcediano. Unos años más tarde, en 1503, en el pleito que mantenían los vecinos de Pardavé y Robles contra el concejo de Vegacervera, figura como testigo Fernando Alfonso, vesino de Robres, hermitaño de Santa Maria de Buinas. Posteriormente se encuentran muchas noticias sobre ese santuario en documentos del siglo XVIII, siendo especialmente interesantes las que nos aporta el catastro del Marqués de Ensenada de Robles y un Libro de cuentas que se conserva en el Archivo Parroquial de ese mismo lugar. Por ellos se sabe que la fabrica de la Hermita de el santuario tenía numerosos foros y heredades, en el término de Robles, y también en Naredo y en Robledo de Fenar y numeroso ganado propio dado en alparceria sobre todo vacas y jatos y novillos de partija. Las heredades antecedentes, los foros y ganados las administra el mayordomo de dicha ymagen a su benefizio. También informan dichos documentos de que, alrededor del santuario, había entonces una casa que se yntittula de novenas para ospedarse los devottos que concurren a cumplirlas en la que habitaba un ermitaño en algunos tiempos. Los vecinos de Robles recuerdan otras dependencias que existieron en sus inmediaciones, como una venta y una fragua, cuyos últimos restos desaparecieron al explanarse hace unos años el entorno del santuario, así como el hallazgo, con tal motivo, de algunas monedas antiguas, cuyo paradero se desconoce.

La ermita de Boínas fue incendiada durante la guerra civil, desapareciendo entonces todos los retablos barrocos y la imagen de Nª Sª, una talla románica casi con toda probabilidad, que fue sustituida por otra moderna. Reconstruido el templo, la fiesta de la patrona se siguió celebrando cada 15 de agosto, cobrando esta romería en la actualidad gran celebridad en la comarca.



DESCRIPCIÓN

La ermita de Santa María de Boínas (o Buinas, como figura en algunos documentos y aún dicen muchas personas de la zona), se encuentra en las inmediaciones del río Torío, al oeste de Robles, y a aproximadamente un km de su casco urbano. Tiene una orientación este-oeste y una única nave de 27 m de longitud, que se desarrolla en dos tramos diferentes: el más próximo a sus pies es el más estrecho y probablemente el más antiguo, y el más próximo a la cabecera es más ancho y más moderno que el anterior. La cabecera, rectangular y rematada en bóveda de medio punto, debe de ser aún más moderna que la nave. El hastial del oeste se remata con una pequeña espadaña en la que hay una única campana. Hay otras dependencias laterales en su lado norte: la sacristía, a la que se accede desde la cabecera, y un trastero con acceso exterior y de reciente construcción, absolutamente antiestético ya que se construyó con bloque de cemento. El pavimento está constituido por bloques rectangulares de caliza, escepto la parte de la tribuna que se cubre con ladrillos rectangulares.

El santuario tiene tres accesos abiertos en el muro sur del templo: dos comunican con la nave y están protegidos por un porche que se sustenta en columnas de piedra, cinco de sección octogonal y otra, sobre un alto plinto, tiene sección rectangular; el tercero, al que se accede por una escalera exterior de piedra, comunica directamente con el coro. El acceso principal se abre al tramo central de la nave y está rematado en un arco rebajado de ladrillos, el otro de jambas lisas y aristas exteriores cortadas, se remata en un arco de medio punto sin impostas. Las dovelas de su arco, sin ornamentación, son de grandes dimensiones (67 cm). Esta última puerta es casi identica a otra, en la actualidad tapiada, que se abría en el hastial del oeste, bajo el campanario. El tramo más alejado de la cabecera, de traza románica, parece corresponder a la nave del templo medieval. No conserva elementos artísticos de interés, pues, como indicamos, sus dos accesos, las puertas del sur y del oeste, carecen de ornamentación.



LA ESTELA DE LA PORTADA PRINCIPAL

Sin embargo, en la puerta principal del templo, en la esquina superior derecha de su cara exterior, se ha empotrado un interesante bajorrelieve de 46 cm de alto por 34 cm de ancho. Hasta la destrucción del santuario durante la guerra civil, según nos han contado en Robles, había otra estela semejante a ésta en la otra esquina de la puerta que fue destruída entonces. La estela de Boínas representa, de frente, una figura humana femenina de cuya cabeza, en la que apenas se marcan los ojos, la nariz y la boca, pende lo que parece ser una coleta que le llega hasta la cadera izquierda. Sus brazos caídos y separados, acaban en dos enormes y desproporcionadas manos con los cinco dedos rudamente representados. Las piernas, también separadas, acaban en unos pies igualmente enormes y en los que también se señalan con tosquedad los dedos. Parece que transporta un objeto en cada mano: el de la derecha es circular y el de la izquierda, rectangular. Desconocemos el lugar que esta estela ocupaba en el templo original y también nos es desconocido su valor simbólico. Es semejante a otra estela de la iglesia de Santa Cruz de Retorta (Guntín) de la diócesis de Lugo, que se ha interpretado como una alegoría a la eucaristía. Debemos destacar que este bajorrelieve de Boínas es de una gran belleza, a pesar de su tosquedaz, su primitivismo y su carencia de prespectiva y de proporcionalidad.