21 diciembre, 2008

Salones de baile, Sala de fiestas y Discoteca

Quizá los jóvenes de hoy se pregunten dónde ligaron sus padres, abuelos o bisabuelos. Aparte de las fiestas patronales con orquesta que se celebraban en los prados y en las plazas de los pueblos en los meses que iban de Junio a Septiembre (baile por la noche o Verbena y a veces también baile antes de la comida del mediodía o baile Vermut), durante el pasado siglo XX existieron locales de baile que funcionaban de fin de semana durante todo el año. Claro que nuestro abuelos y bisabuelos no hablaban de ligar, decían que fulanito se hablaba con menganita, o que fulanito y menganita se hablaban.

De esos locales de baile desaparecidos, de los que aún se conserva el edificio pero ya privado de su uso primitivo, la mayoría de ellos transformados en viviendas, es de lo que vamos a hablar en esta entrada.


El primero de estos locales conocido como Salón de baile del que tengo constancia, y que funcionó mucho tiempo, era el Salón de baile del tío Domingo. Era un salón en que la música era de organillo, y estaba situado en Las Viñas, pegando al cruce de la carretera León-Coyanzo con el final del camino de La Llana, pero al otro lado de la presa (el arroyo de Robles).



El segundo Salón de baile, también de la primer mitad del siglo XX era el Salón de baile de la tía Bonifacia y del tío Anselmo, y se situaba en la Calle del Sol, ya pasado el Campellín hacia la Valcueva.



El tercer local, era el Salón de baile de Agustín, y estaba situado en la carretera León-Coyanzo, muy próximo al cruce.



Luego, ya en la segunda mitad del siglo XX, el baile se empezó a realizar en un local municipal anexo al edificio de la Casa Consistorial, en el Barrio de La Estación. Era un local que el ayuntamiento alquilaba, que al principio tenía un Cine anexo, y que empezó a conocerse, modernizada la terminología como Sala de fiestas, para posteriormente pasar a llamarse Discoteca, un neologismo que había empezado a ser utilizado en Francia a mediados de los años 70 y por el que se designaba a los locales con poca luz ambiental y con una pista de baile en que con grandes altavoces un pinchadiscos ponía música a gran volumen acompañada de juegos de luces de colores.


A la Discoteca de la Estación acudían jóvenes de la Ribera del Torío desde la cabecera del valle hasta Pedrún, y cobraba entrada con derecho a consumición a los chicos, siendo libre la entrada para las mujeres. La discoteca empezó con el nombre de Everybody, regentada por Atanasio, para más tarde cambiar el nombre por el de Sarapoga, nombre con reminiscencias al de una mítica discoteca madrileña de la Gran Vía, la discoteca Pasapoga. La Discoteca de la Estación cerró sus puertas definitivamente a finales de los años ochenta, y con ella terminó un siglo de locales de baile en el pueblo.