21 febrero, 2006
Laudelino Ruíz
He considerado interesante reseñar datos de algunos de los hijos ilustres de Robles de la Valcueva, así como de personas que sin haber nacido en Robles han tenido una significación especial para el pueblo. La serie comienza con Laudelino Ruíz, que nació en Robles de la Valcueva en 1904, emigrando a los siete años a Argentina, a la ciudad de Rosario, donde alcanzó fama como librero y editor, y donde transcurrió su vida hasta su fallecimiento el 19 de octubre de 1972. Los datos biográficos están sacados del periódico argentino "La Capital" y el original lo podéis consultar en: http://www.lacapital.com.ar/2004/06/13/seniales/noticia_107307.shtml
Transcribo su biografía por si algún día desaparece el enlace original:
Laudelino Ruiz, librero y editor
Fue uno de los principales animadores de la vida cultural de Rosario. Hoy permanece injustamente olvidado
Osvaldo Aguirre / La Capital
Durante más de cuarenta años estuvo al frente de una de las librerías más importantes de Rosario. No sólo vendió libros: también los publicó, ya que fundó su propia editorial. Era español y republicano, y como tal brindó asistencia a quienes escapaban del franquismo. Se llamaba Laudelino Ruiz y el miércoles pasado se cumplió el centenario de su nacimiento: una buena excusa para recordar a una de las personas que más hizo por la cultura de la ciudad y que de ninguna manera merece el olvido que ha sufrido en los últimos años.
Laudelino Ruiz nació el 9 de junio de 1904 en Robles de la Valcueva, provincia de León. En noviembre de 1911 zarpó hacia la Argentina con su familia. A los 14 años comenzó a trabajar en la librería del español Antonio García Santos, en la esquina de Moreno y Bolívar, frente al Colegio Nacional de Buenos Aires.
En 1924 la Editorial Sopena, de Barcelona, abrió una sucursal en Rosario. Laudelino Ruiz fue puesto al frente de la filial por recomendación de Pedro García, fundador de la Librería El Ateneo. "Ricardo y Ramón Sopena viajaban continuamente a Rosario para seguir las alternativas de la nueva filial y realizaron el enlace con otras editoriales", dice Liliana Ruiz, hija de Laudelino y quien actualmente prepara una biografía de su padre.
La sucursal estaba en Córdoba al 2900. El lugar fue elegido por su proximidad con la Facultad de Medicina. "Sopena tenía interés en la venta de libros de medicina, que en esa época venían de España; eran los libros más caros, pero también los de mayor salida", apunta Liliana Ruiz. La librería cerró sus puertas a principios de 1930.
Ruiz continuó en actividad, haciendo comisiones. Encargaba libros de España o los traía de Buenos Aires para los profesores y estudiantes de Medicina. En junio de 1931 abrió el local de la Librería y Editorial Ruiz, en Córdoba 1281.
"El local era bastante profundo -recuerda Liliana Ruiz-. Además del salón principal contaba con una especie de escritorio y sala de reuniones y un depósito, y en la parte trasera estaba la vivienda de la familia". Josefa, más conocida como Pepita, y María Socorro, hermanas de Laudelino, trabajaron en la atención de la librería. Una joven que ingresó como empleada, Irma Moyano, se convirtió luego en esposa del librero.
La librería funcionaba como un centro cultural. En el escritorio "se juntaba mucha gente para discutir temas de actualidad e intercambiar ideas y opiniones sobre autores, libros y todo lo que pudiera relacionarse con la cultura". La proximidad de la Facultad de Filosofía y Letras (hoy Humanidades y Artes) determinó que los estudiantes y docentes fueran parte principal de la clientela. En la Librería Ruiz no sólo se trataba de comprar libros: también era el lugar donde encontrarse, donde discutir, donde hacer proyectos y concretarlos.
Olga y Leticia Cossettini, Vladimir Mikielevich, Gustavo Cochet, Herminio Blotta, Juan Lazarte y Alberto Maritano eran algunos de los visitantes más asiduos. "Beppo Levi pasaba horas revisando libros viejos y extraños", dice Liliana Ruiz. El matemático italiano podía encontrarse en la librería con Tiberio Gombosz o Simón Neuschloz. Entre los que venían de Buenos Aires se contaban Guillermo de Torre, Diego Abad de Santillán y Arturo Capdevila.
Si bien la fecha de inicio de la editorial no ha sido aún determinada, Liliana Ruiz afirma que ya en 1934 había publicado varios títulos. "Al año siguiente la actividad se intensifica y en 1936 comienza a aparecer una literatura más comprometida con la Guerra Civil". La Editorial Ruiz trabajaba con las imprentas Llordén y Perelló. Publicó unos 300 títulos de literatura, medicina, educación y ciencia.
La actividad de Laudelino se extendió al el Centro Español de Unión Republicana, donde creó el Ateneo Luis Bello. "Se ocupaba de traer a escritores e intelectuales. Organizó muchos de los ciclos de conferencias que hubo en Rosario, en particular en los años 40, la época en que más se movió el Ateneo, cuando consiguió que viajaran personas importantes desde Buenos Aires y el extranjero, como el escritor Stefan Zweig, que vino en 1939 y firmó ejemplares en la librería".
Además asistió a los perseguidos por el franquismo. "La ayuda era de todo tipo -cuenta su hija-, sobre todo monetaria. Se buscaba trabajo para la gente que venía y se les daba cobijo, porque a veces no tenían dónde estar. Incluso pasada la Segunda Guerra y en los años 60, seguían llegando refugiados: estaban los intelectuales, pero también aquellos que eran ignotos, que habían sido milicianos".
Laudelino Ruiz falleció el 19 de octubre de 1972. La librería continuó en funcionamiento, a cargo de Irma Moyano, su esposa, hasta septiembre de 1977. "Era una época difícil y la causa republicana no era bien vista. Entonces hubo algún allanamiento y quedó el miedo de querer seguir con la librería", cuenta Liliana Ruiz.
El recuerdo de Ruiz persistió en sus amigos, como Raúl Gardelli, que lo evocó en "Conmovida memoria". Liliana Ruiz dice que "mi padre era una persona que, más que nada, amaba los libros. Conocía en profundidad los libros, conocía lo que estaba vendiendo y más que venderlo quería difundirlo". El nombre de ese librero generoso era aliento vital para los emigrantes españoles: "Si vas para Argentina -corría la voz-, en Rosario hay un librero, Laudelino, con el que puedes contar".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Gracias por publicar sobre mi padre. Liliana Ruiz
Publicar un comentario